jueves, 15 de enero de 2015

El día en que la tierra se abrió

El día en que la tierra se abrió

Autor: Profr. Raymundo Rodríguez Rubio









Estaba lloviendo a cántaros en la Región Laguna que abarca los estados de Durango y Coahuila en aquel torrencial mes de agosto de 1991, las presas que controlan las aguas del Río Nazas estaban a toda su capacidad, por lo que los funcionarios de CONAGUA decidieron abrir las compuertas para evitar una inundación como la de 1968, que trajo como consecuencia pérdidas materiales y humanas, en esa ocasión el cauce del río fue rebasado por sus broncas aguas que arrasaban todo lo que encontraban a su paso, inundando extensas áreas de cultivo y generando incomunicación entre los pueblos y las ciudades que se encontraban en las cercanías de su cuenca, además de la pérdida de sus viviendas y su patrimonio familiar. Esta triste historia le sucedió a una estimada familia lerdense, la cual vivió una noche de terror, una pesadilla, algo irreal, como si se tratara de un guión de película, al perder esta gran familia a uno de sus integrantes por culpa del Dios Tláloc (Dios de la lluvia entre las culturas antigüas) este suceso tan inusual, estremeció y conmovió a la comunidad lagunera, la fatal fecha, 23 de agosto de 1991, fue cuando en una vivienda de la colonia Emiliano Zapata, ubicada en Ciudad Lerdo Durango, convivían el día 22, la familia pasaba la vida como cualquier día normal, realizando sus actividades cotidianas, sin pensar la trampa que el destino les tenía reservada para la madrugada del día 23, en que se empezaron a sentir leves vibraciones en el piso de una de las habitaciones de la vivienda ubicada en la calle Sarabia, que eran causadas por las corrientes subterráneas que subieron su nivel por la recarga del manto acuífero. Ese fatídico día a las cuatro de la mañana, cuando la familia dormía, se empezaron a escuchar ruidos extraños, como que algo se quebrara, como que tronaba en el subsuelo, estos ruidos despertaron a la mamá y sus hijas que estaban en esa recámara, modorras y sorprendidas escuchaban los ruidos sin saber de qué se trataba, sentada la mamá en su cama y las hijas en la suya les comentaba , vayan por su papá para que revise, en eso estaban cuando la luna del ropero se hizo añicos y junto con el guarda ropa se fueron por un gran hoyo que se formó en el piso de su habitación, desgraciadamente la mamá con todo y cama también se fue por esa abra que se formó, desapareciendo en el hueco de más de 10 metros de profundidad y tres metros de diámetro que se hizo en su dormitorio, las hijas se quedaron como petrificadas sin creer lo que estaban viendo, asustadas y desesperadas le gritaban a su padre, con llanto histérico le llamaban a él y a los otros integrantes de la familia, al acudir presurosos, se llenaron de angustia al ver el hoyo (abra) tan grande por donde se fue su progenitora y esposa de don Fernando que no daba crédito a lo que les estaba pasando.

En el lugar de los hechos, tratando de rescatar a la señora, se dieron cita las autoridades, vecinos, familiares, bomberos, cruz roja, al siguiente día llegó personal capacitado de las Ciudades de Aguascalientes y San Luis Potosí, los trascabos iniciaron a remover la tierra, iniciaron a excavar de un pozo paralelo de donde se había ido el cuerpo de la señora en su cama, siendo inútiles todos los esfuerzos por rescatarla, al pozo lo llenaron de caliche y al mes del suceso los familiares aseguraban que el cuerpo de la señora permanecía ahí, por los fuertes olores que emanaban de esa "abra maldita."


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